La creación de “áreas naturales protegidas” en México ha estado ligada a un concepto de conservación que implica, en términos ideales, la preservación de un ecosistema a partir de la prohibición de prácticas que dañen el sitio, como la creación de planes de urbanización, caza, pesca y otras. También, se fomenta el emprendimiento de investigaciones que deriven en un conocimiento más profundo de la flora y la fauna del lugar, y en la creación de programas de manejo y de ordenamiento ecológico. Sin embargo, al menos desde hace una década, este concepto ha comenzado a cambiar. Algunos biólogos consideran que la conservación y el aprovechamiento de los recursos naturales, lejos de estar íntimamente en conflicto, están ligados, y que el adecuado uso de esta riqueza permitiría proteger el ecosistema en su totalidad, es decir, con los hombres y mujeres que viven en él.

“Yo no soy creyente de que haya un conflicto implícito entre el hombre y la naturaleza. A veces se cree que la conservación es lo opuesto del aprovechamiento, y no creo que sea el caso. Yo creo en la optimización de sistemas productivos humanos que permitan el funcionamiento de los sistemas ecológicos: sistemas agroecológicos, silvicultura sustentable, en fin, hay propuestas sobre cómo manejar los ecosistemas para que sean productivos, porque al final la gente tiene que sustentarse de algo, pero sin que sea a costa de destruir la naturaleza”, explica la bióloga Sandra Smith, estudiante del doctorado en ciencias en conservación y aprovechamiento de recursos naturales, en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional Unidad Oaxaca (CIIDIR).

En México, la dependencia pública encargada de definir las zonas para su conservación es la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), que actualmente administra 175 áreas naturales de carácter federal que representan más de 25 millones 372 mil 182 de hectáreas, en distintas categorías: reserva de la biosfera, parques nacionales, monumentos naturales, santuarios, áreas de protección de recursos naturales y áreas de protección de flora y fauna.

La CONANP y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), además de desarrollar estrategias de protección ambiental, también tienen estrategias de aprovechamiento de recursos, entre ellas el pago por servicios ambientales: captación de agua y de carbono.

En distintas regiones de Oaxaca existen experiencias, si bien perfectibles, de cómo puede existir una relación entre el hombre y la naturaleza que al mismo tiempo proteja el ecosistema y aproveche sus recursos. La Unión de Comunidades Productoras Forestales Zapoteco-Chinanteca (UZACHI) es una organización compuesta por cuatro comunidades indígenas: La Trinidad Ixtlán, Santiago Xiacuí y San Mateo Capulalpam de Méndez, de origen zapoteco, y una chinanteca: Santiago Comaltepec. Las cuatro comunidades son propietarias legalmente reconocidas de los terrenos en que manejan el bosque, bajo la figura conocida en la legislación agraria mexicana como “comunidad indígena”. La operación forestal de estas comunidades ha sido calificada por la asociación Rainforest Aliance, como una silvicultura comunitaria campesina de pequeña escala.

Es necesario que los trabajos de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales sean diseñados y operados por equipos interdisciplinarios que consideren no sólo los aspectos biológicos necesarios para atender un ecosistema, sino los aspectos sociales, culturales, económicos y políticos que conlleva este trabajo: “En la realidad todos estos aspectos vienen juntos, y verlos de manera separada ha generado problemas. Me causa mucho desconfort pensar en una especie de mariposa muy feliz cuando la comunidad está desahuciada: no tendría por qué ser así. A mí me ha costado mucho trabajo hacerlo entender porque vengo de una línea de formación que ve a las áreas naturales protegidas como la respuesta para conservar, pero la separación entre áreas naturales y seres humanos es ficticia. La convivencia se da y se ha dado toda la historia. Biológicamente los ecosistemas son abiertos, hay flujos de energía que hay que conservar”.

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