Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas (ADABI) está de manteles largos, y con ella, México también. Un nueve de mayo, pero del año 2003, inició su caminar en el rescate y conservación de la memoria documental de México.

Diez años se dicen fácil, pero el sendero ha sido a veces pedregoso, a veces empedrado y en otras ocasiones un camino real.

Nuestra organización se conformó como una asociación civil que nació para brindar apoyo a instituciones con acervos históricos valiosos que se encontraban en riesgo de perderse por distintos motivos. El principio fue un camino empedrado, por la incredulidad de las instituciones hacia la acción filantrópica que no tenía precedente alguno. Este proyecto pudo iniciar su trayectoria gracias al mecenazgo de don Alfredo Harp Helú, la visión de la doctora María Isabel Grañèn Porrúa y la experiencia de la doctora Stella María González Cicero. 

Los primeros pasos se dieron en regiones tan dispares como Campeche, Durango, la misma Oaxaca, Puebla, Tlaxcala o Yucatán. Los pasos no eran temblorosos, siempre han sido pasos firmes, avalados por el conocimiento, la extraordinaria disposición del personal encargado de rescatar esos archivos empolvados y esas bibliotecas abandonadas.

ADABI ha promovido en 28 estados de la República Mexicana, proyectos de salvamento, estabilización, ordenación y clasificación de archivos históricos, tanto civiles como eclesiásticos, así como trabajos encaminados al rescate, orden y catalogación de bibliotecas con fondos de libro antiguo. Oaxaca, Durango, Colima Puebla y Veracruz nos pueden ayudar a ejemplificar estos caminos trazados por ADABI.

En el Estado de Oaxaca se han visto favorecidos el Archivo de Notarías del Estado, numerosas presidencias municipales como las de Tlaxiaco, Tlacolula de Matamoros, la Diócesis de Huajuapan de León y, en estos momentos, con mucho ahínco, el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca; este gran proyecto de organización del archivo histórico estatal, proyecto cultural del presente sexenio, beneficiará a los oaxaqueños en el reencuentro con su historia por tantos años olvidada. Los libros polvorientos y dañados fueron rescatados con apoyo de ADABI la Biblioteca Francisco de Burgoa o la Biblioteca Pública, Municipal y Ejidal de Yutecoso, que dan amplio servicio a la comunidad.

En Durango, el camino ha sido igual de largo y productivo, se intervino el fondo antiguo del Museo Regional, que incluye en sus repositorios un espacio documental, así como una hemeroteca y una fototeca. El Archivo Municipal y la Escuela Normal también vieron beneficiados sus archivos históricos, y qué decir del proyecto de la Torre del Libro antiguo, creada exprofeso y que alberga las colecciones especiales de la Biblioteca Pública Central del Estado de Durango. Ese si fue un camino empedrado que se transformó en camino real.

Colima es otro ejemplo de un gran camino, pues el apoyo incidió en casi la totalidad de la estructura del Archivo General del Estado: se hizo el rescate, estabilización, descripción y microfilmación de varios de sus acervos históricos, así como se elaboró el catálogo de su biblioteca histórica y se habilitó un taller de restauración propio.

Puebla no se ha quedado atrás en la búsqueda de emprender su propia travesía, y lo que fuera una vereda, se transformó en una gran carretera, que ha llegado a innumerables archivos municipales y parroquiales del Estado, sin dejar a un lado el apoyo a otros repositorios con acervos documentales distintos como son la fototeca, la fonoteca y la cinemateca, aparte de colaborar en proyectos como el de la Biblioteca y el Seminario Mayor Palafoxianos, el Museo Andrés Bello y el Ecomuseo de Metepec.

Orizaba, Veracruz tiene su propio camino real por el que se llega a los fondos del  Archivo Histórico Municipal de Orizaba, no sólo documentales, sino también a los de libros y publicaciones periódicas; su deseo por mejorar las condiciones de su senda consiguió un apoyo para el rescate parcial del inmueble que alberga las colecciones más frágiles. Sin embargo, también diferentes parroquias de la zona se han visto beneficiadas con la construcción de sus propias sendas.

Este ha sido un pequeño mapa cartográfico, que por cuestiones de espacio, no podemos hacer más extenso, ya que las 686 diferentes instituciones a las que ha beneficiado el apoyo de ADABI generan una trama de carreteras que abarcan casi la totalidad de las entidades federativas de nuestro México.

ADABI se ha enfrentado a caminos pedregosos como el de la falta de capacitación, de voluntad, de presupuesto y de abandono de la senda ya iniciada.

Recorrer este camino vale la pena, si al final somos más quienes nos sumamos a este esfuerzo. ADABI de México se enorgullece de contribuir a la labor de muchos mexicanos comprometidos y capacitados que hacen posible el andar de los  numerosos archivos y bibliotecas hacia la preservación de sus acervos para legarlos al futuro. ¡Felicidades!

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