El 13 de septiembre de 1825, el primer Congreso Constitucional del Estado de Oaxaca expidió un decreto que señalaba: “Se colocará bajo el docel [sic] del Ayuntamiento de la ciudad [de Oaxaca] una silla al lado derecho de la del Presidente, dedicada al señor Morelos, en la que nadie podrá sentarse. El Ayuntamiento mandará formar un busto del señor Morelos, que colocará en un óvalo, en la silla misma”. Desde entonces, la silla ha simbolizado la importante presencia de José María Morelos y Pavón en los actos del gobierno municipal, que él organizó a finales de 1812 y principios de 1813.
La mañana del 25 de noviembre de 1812, los españoles avecindados en la ciudad de Oaxaca celebraban en la iglesia de San Juan de Dios un aniversario más de la llegada hispana a Antequera, en 1521. La festividad de los españoles fue interrumpida por ruidos de la batalla; los insurgentes, dirigidos por Morelos, entraron a la ciudad por diferentes puntos y de manera tan estratégica, que pasado el mediodía la ciudad ya había caído en sus manos.
Morelos permaneció en Oaxaca hasta el 9 de enero de 1813, durante las seis semanas que aquí residió se dedicó a organizar la administración pública. El nombramiento de Intendente recayó en José Murguía y Galardi, el de Comandante Militar en Benito Rocha y como asesor José Sotero Castañeda. Pero Morelos también le dio importancia a la prensa, labor en la que aprovechó el trabajo como impresor del padre felipense José María Idiáquez. En Oaxaca se publicaron dos periódicos: El Sud (continuación del Despertador de Michoacán) y el Correo Americano del Sur, dirigido por Carlos María Bustamante; en los cuales se informaba de las campañas insurgentes, se explicaba de manera general la estrategia militar y se divulgaba el ideario de Morelos.
El número 51 del Sud, refiere las condiciones en las que vivían los oaxaqueños: explotación, miseria, pobreza e ignorancia. También, señala los privilegios de los españoles y los abusos de la Iglesia. El texto, con fecha de impresión 25 de enero de 1813, retrata a los oaxaqueños como gente dormida. Líneas adelante, hay un diálogo imaginario entre un vecino de la ciudad y Morelos, a quien aquél se dirige como Despertador. El oaxaqueño explica que la razón del letargo son los 293 años de control español, de siglos de vivir en el engaño, el control y la opresión. El número 53 del Sud intenta hacer “oír y entender” la ideología insurgente: “Después de haber dormido, es muy justo que despierte.”
En aquellos inicios de la vida independiente la prensa fue importante por su papel de divulgación ideológica; si bien sólo podía ser leída por los pocos letrados de la época, se daba a conocer en voz alta en plazas, jardines y cualquier espacio público, lo que potenciaba sus virtudes para difundir las ideas de los insurgentes.
Al periódico Sud le sucedió el Correo Americano del Sur, cuyo tomo I se publicó en la Antequera de Oaxaca, la edición salió de la Imprenta de la Nación, en 1813. En la presentación pueden leerse, entre las “incalculables ventajas” de Oaxaca: “contamos dichosamente de una oficina tipográfica, que si no es de las más estimables en su especie; nos facilita como quiera la publicación de nuestros escritos, para contrarrestar a los esfuerzos de la impostura, de vanecer [sic] las preocupaciones de la ignorancia, y subsistir las luces de la sabiduría, que demostrando a la faz del mundo la justicia de nuestra causa; hagan honor a sus generosos partidarios, confundan la presunción altanera de nuestros perseguidores, y exalten hasta la heroicidad los sentimientos del patriotismo.” El carácter propagandístico que se atribuyó a la prensa escrita es evidente. El número 1 del Correo Americano del Sur, publicado por la Imprenta Nacional del Sur en Oaxaca, el jueves 25 de febrero de 1813, narra la campaña de Tlaxiaco y Jamiltepec.
En abril de 1814, la débil resistencia del gobierno del general Ignacio López Rayón y las discordias entre los jefes militares, provocaron que la plaza oaxaqueña fuera recuperada por los realistas. Sin embargo, la experiencia en la organización de la administración pública en Oaxaca contribuyó a la formación del ideario de Morelos, plasmado en Sentimientos de la Nación (Chilpancingo, septiembre de 1813): las ideas de representatividad soberana, división de poderes, la universalidad de las leyes y el fin de los privilegios; entre otros. Además, en Sentimientos… se planteó que el 16 de septiembre fuera el aniversario del inicio de la independencia y la libertad, para recordar a Miguel Hidalgo y a Ignacio Allende.
Morelos murió fusilado en San Cristóbal Ecatepec, Estado de México, el 22 de diciembre de 1815. En la actualidad, una de las principales vías de la ciudad de Oaxaca se llama Avenida Morelos, y corre a lo largo de 14 calles que antes se llamaban: Callejón de la Soledad, Capuchinas, Sireneo, Villaraza, Refugio, Factoría, Lazo, Carneros, Petenera, Libres, Limón, Herreros, Padilla y Susto.