Para el mexicano Juan Carlos Villaseñor Anaya y los colombianos Jairo Castrillón Roldán y Luis Miguel Úsuga Samudio, las crisis que actualmente enfrentan varios países latinoamericanos tienen un trasfondo cultural. Su aseveración se funda en la concepción más amplia de la cultura, es decir, como un conjunto de saberes propios de un individuo y su sociedad. La forma de percibir la realidad desemboca en las reacciones hacia ella, por tanto, ambientes y códigos favorecedores de una mayor empatía con el entorno pueden coadyuvar a su mejoramiento. Dichas herramientas fluyen generalmente de manera desigual entre la población, mas es posible acercar las mismas oportunidades a todos.
Con el afán de acceder a modelos facilitadores de una mejor calidad de vida, fue impartido el 20 y 21 de julio, en el teatro Álvaro Carrillo, el seminario Cultura y Seguridad Pública: intervenciones integrales para el desarrollo. La Secretaría de las Culturas y las Artes (Seculta), en coordinación con Cultura México, se encargó de traer al estado ponencias que ponían a Medellín (Colombia), como ejemplo. La ciudad sudamericana ha logrado disminuir sus altos índices de violencia gracias a exitosos planes de desarrollo donde la cultura y las artes son los ejes rectores. La regeneración del tejido social ha sido el objetivo, que ha sido logrado mediante espacios y proyectos como los parques-biblioteca.
Villaseñor Anaya, director de Cultura México, ha conocido de cerca el trabajo hecho en Medellín. Resaltó la intervención de espacios públicos para resignificarlos, estas acciones son sólo posibles luego de la identificación de los problemas para su reflexión. “Se genera en las personas una noción de que son merecedoras de esas cosas buenas, y ahí mismo tienen posibilidades de desarrollar las capacidades para salir adelante en este entorno”, dijo. En los espacios implantados en la ciudad colombiana, los “lenguajes artísticos ayudan a interpretar la realidad de manera distinta”. La producción de nuevas visiones se basa en la “negociación de códigos, símbolos y significados”.
Castrillón Roldán es coordinador académico de la corporación cultural Semiósfera, en la ciudad colombiana. A partir de su amplia experiencia trabajando desde la ciudadanía, hace un llamado a los gobernantes para considerar planes de desarrollo similares. La cultura, en su opinión, contribuye a crear “una sociedad donde no se diluya el tejido social, sea posible la convivencia y la resolución pacífica de los conflictos”. Es, además, “un factor de generación de identidades”, tiene la capacidad de producir creatividad para resolver los problemas y para vivir mejor, permite el asombro, la sensibilidad, y por lo tanto genera solidaridad, amor por la región, por la gente que lo acompaña a uno en el espacio en que vive.
La voz de la experiencia
Durante la década de los 90 el homicidio fue la primera causa de muerte en Colombia, con 45 mil muertos. De ellos el 77% eran menores de 35 años, sobre todo adolescentes de entre 15 y 24. Se dice que no hubo en Medellín persona con un familiar asesinado. “Son nuestros hijos los que pagan, sobre todo los pobres”, dijo al respecto Úsuga Samudio, secretario de Cultura Ciudadana de aquella urbe. A situaciones como el narcotráfico se suman actitudes negativas, “criminalizamos a nuestros jóvenes por ser diferentes”. Preocupado por el desalentador panorama, el funcionario, con apoyo de organizaciones, puso en marcha la recuperación de espacios para el ejercicio cultural.
Primero, echando mano de un diagnóstico, se aplicó una “acupuntura urbana” para trabajar sobre “los puntos que más dolían a la ciudad”. El resultado fue la implantación de espacios donde la literatura, el teatro, la danza o el simple recreo dignificaran a la gente y a sus entornos. De tres a cinco mil personas son atendidas en dichas instalaciones, con un número similar de eventos anuales. Esto se acompañó de cambios de actitud donde el respeto y comprensión de otros fueron fundamentales, “cuando la gente entiende que la norma es algo positivo, no la infringe”, mencionó Úsuga Samudio. “El problema está en la cultura, y desde ahí se puede solucionar”.
Entre los problemas superados, el colombiano mencionó, “bajó la homofobia, la xenofobia, el homicidio, la gravedad de los accidentes de tránsito, y aumentó el turismo”. Resaltó que la cultura no sólo se refiere a momentos de esparcimiento con base en la apreciación de las bellas artes, va más allá al cimentar una educación repercusiva en aspectos como la tolerancia, solidaridad e incluso la movilidad y hábitos de consumo. No descartó que México tenga posibilidades de implantar políticas similares, “puede estar faltando algo, pero es algo de tejido, algo de sostenibilidad, algo de estímulo […] lo sabe el resto de Latinoamérica, México es una potencia cultural muy poderosa”.