Todo comenzó a mediados de los años 80, coincidiendo también con un álgido movimiento cultural que se dio en Juchitán, y se concretó en la década de los 90. Pero, ¿qué impacto tiene el Festival del Río y el Foro Ecológico Juchiteco en la búsqueda de conciencia ecológica? Julio Bustillo Cacho, unos de los principales fundadores del festival, dijo una frase que fue plasmada en un mural hecho por niños dentro de las instalaciones: “Los artistas son la punta de lanza para lograr la conciencia ecológica”.
Al parecer, en sus inicios, la lucha cultural y política que se dio en esta ciudad, algunos le llaman “La reivindicación zapoteca”, era el rescate de “la identidad, la lengua, las tradiciones” y también del ecosistema de la región, en un movimiento sin precedentes; esto originó realmente lo que sería el Foro Ecológico y coincide, permitiéndome especular, con las festividades de mayo, es decir, el ciclo de la cosechas al costado del río. Pero ¿qué tan efectivo es?
Antecedentes
Desde la década de los 70 la región del Istmo se vio impulsada por la creciente urbanización: Salina Cruz, Tehuantepec, Juchitán, Matías Romero, Ixtepec, entre otras, fueron ciudades que se urbanizaron veloz y desordenadamente; hay que decirlo. Ninguna ciudad ha tenido un plan de urbanismo; la refinería de Salina Cruz, el comercio entre las ciudades, la desforestación y la asfaltización han impactado negativamente en el ecosistema local y sobre todo al río Guigu Bicunisa Río de las nutrias.
Con el paso del tiempo, la expansión de la ciudad, el cambio del uso del suelo, asentamientos irregulares de personas, y el consumismo han derivado en el problema de los desechos sólidos y plásticos, que además de otros residuos habituales de la ciudad, van a dar al fondo del río, convirtiéndolo en un foco de infección. Es por eso que aparece el Foro Ecológico como asociación civil sin fines de lucro, para comenzar una campaña de concientización contra la contaminación del río.
El Festival
El Festival es, entre las famosas festividades de mayo en Juchitán, tradicional. Tiene ya cierto renombre por vincular lo artístico con lo ecológico. Mientras que el FEJ integra la parte académica, el Festival es sólo la expresión del sincretismo, y vehículo para dar más impulso a la concientización a partir de las expresiones artísticas. A distancia aparenta ser una más de las fiestas de la región que se organizan anualmente, aunque dedicada especialmente al río.
Artistas como Lila Downs, Susana Harp, Nine Rain, David Haro, Carlos Bracho, Alejandra Robles, entre otros, han participado. Pero en esta ocasión se ampliaron las actividades: exposiciones de arte y conferencias sobre temas ambientales y antropológicos. Aunque el impacto no fue el esperado, sí hubo audiencia. Quizá faltó más difusión. Todas las actividades se centraron en las instalaciones del FEJ debido a recursos económicos insuficientes.
En algunas exposiciones hubo descuidos, como en Biodiversidad del Istmo del fotógrafo Luis Andrés Torres R. donde faltaron las fichas técnicas de las especies. O proselitismo descarado al poner en la entrada un cartel del candidato presidencial priísta, aprovechando la entrega de los reconocimientos a niños participantes del Maratón de Natación de 24 horas, aunque dicho partido colaboró en la gestión, es lamentable usar este espacio para la propaganda electoral.
Uno de los paneles más esperados fue el de Energías Alternativas, sobre todo por la polémica que se ha desatado con las empresas eólicas instaladas en la región; desafortunadamente no llegó el expositor, e irónicamente la empresas que apoyaron el evento eran EDF Energies nouvelles y Gamesa.
El festival culminó el pasado 21 de mayo con un concierto de artistas locales y nacionales: La Orquesta Primavera, la cantante Martha Toledo y la delegación de Juchitán que participará en la Guelaguetza. Previo a esto hubo un festival juvenil de música “alternativa” organizado por la prensa local, en donde destacó la participación del colectivo de trova, La Tregua, y el grupo de son zapoteco-cubano Son Gubidxa.
Pero, ¿qué más? ¿Es factible la recuperación?
El FEJ se enfoca más a la educación, a la educación no formal, en palabras del director académico Eduardo Martínez Noriega, que actualmente tiene vínculos con 52 escuelas de diferentes niveles en la región, desde preescolares hasta universidades y escuelas de nivel superior. Produce sus propios fondos por medio de la realización de eventos de beneficencia, clases de natación y aportaciones/donativos voluntarios. Se encarga de cursos, conferencias, dar información totalmente gratuita. Y hace seguimientos de cursos o programas implementados por algunas escuelas, como el reciclado de papel, que le interesa mucho a los alumnos. Pero no cuenta con presupuesto gubernamental y menos de la autoridad jurídica para establecer normas o sanciones. En la ciudad “hay normas de salubridad de Semarnap, pero no hay seguimiento, no se cumplen”, dice Martínez Noriega.
Desafortunadamente se cree que la obligación de FEJ es resolver la contaminación del río, o gran parte de ella, pero esto no puede hacerse sin trabajo en conjunto con las autoridades y sobre todo de los ciudadanos que viven cerca de él. El balance, a 22 años de realizar el Festival, de la creación del FEJ y el Centro de Educación Ambiental (CEA) es positivo, pero falta el compromiso de la ciudadanía y gobierno para la recuperación efectiva. No existe en las agendas políticas alguna prioridad sobre la ecología y esa es una realidad cruenta. Al menos no se tienen propuestas serias y viables, todo queda en actos de buena voluntad y lindas palabras.
La contaminación y la urbanización seguirán su curso, aunque la actitud de muchas personas ha cambiado poco a poco. La salud del río y los mantos freáticos continúan en constante peligro, la guerra no se ha ganado. En lo que a mí respecta, hacía mucho que no veía peces y garzas debajo del puente peatonal de Juchitán.
Acerca del autor:
Tuxtepec (1984).
Activista cultural integrante del colectivo Culturarte-Calles y Sueños.
Licenciado de Administración. Radica actualmente en Juchitán.