Todos caminamos la ciudad. Unos cuantos la conducen, la perciben desde algún vehículo, pero sin excepción, en algún momento del día todos somos peatones. Lo somos hasta cuando cruzamos la calle para abordar nuestro automóvil, cuando vamos en búsqueda del transporte público o cuando entramos en algún ambiente donde la circulación vehicular no se recomienda. En campos universitarios, en parques, jardines, corredores o centros comerciales y una infinidad de lugares imposibles de enumerar, como nuestra propia casa o patio.
Los datos son muy claros: a escala estatal, en Oaxaca sólo uno de cada 20 habitantes de la entidad es propietario de un vehículo privado. Por otro lado, la mayor concentración de automóviles se localiza en las grandes ciudades. Pero igualmente, a nivel de nuestra Zona Metropolitana, según los datos del INEGI de 2010, sólo uno de cada ocho de los que vivimos en esta ciudad poseemos este tipo de vehículo.
La cuestión es: ¿por qué seguimos construyendo ciudades y modelos urbanos que ignoran esta realidad y tienden a la atención de esta minoría motorizada? Quizá la solución a este problema sea la respuesta misma. Quizá nadie se lo ha preguntado seriamente.
Las prácticas peatonales han sido pobremente estudiadas, en general. El peatón causa tan pocos problemas a la vida de las urbes que no ha requerido mucho tiempo ni grandes inversiones. No es el caso del automóvil, que, dicho sea de paso, es la principal causa de emisión de gases de efecto invernadero en el planeta, gases que en forma de lluvia ácida son responsables de la destrucción de monumentos históricos en todo el mundo.
Sólo en tiempos recientes y sobre todo en países desarrollados económicamente, se ha iniciado el estudio del fenómeno peatonal. Las más de las veces, el origen de estas investigaciones tiene que ver poco con el hecho de caminar en sí y más con las consecuencias que esto acarrea para la ciudad. Por ejemplo, en el plano económico o de la salud.
Lo que ahora sabemos
Quisiera referirme al estudio denominado Good for Bussisnes (Bueno para el Negocio) editado y desarrollado por la organización no lucrativa australiana Heart Foundation (Fundación del Corazón). Como su nombre lo indica, es una fundación que pretende prever los problemas cardíacos, que son las primeras causas de muerte a nivel mundial, sobretodo en el primer mundo.
Este estudio, encargado a un panel de investigadores independientes, tiene como objetivo demostrar los beneficios de las ciudades caminables, en el plano de lo económico. Esto, con el fin de que las ciudades sean más aptas para andar, lo que significa que sus habitantes tendrán una mejor salud, que es el cometido final de esta organización.
El documento analiza 17 casos de ciudades que en distintos tiempos, modelos y escalas han entrado a un proceso para mejorar la infraestructura peatonal de sus calles. Como resultado, reportan una serie de efectos positivos que evidencian que hacer que la gente camine por las ciudades es, por mucho, una de las mejores inversiones que podemos realizar.
Los beneficios son muchos, pero los podemos ordenar en tres grupos generales. Los que tienen que ver con la salud —caminar 30 minutos genera una auténtica revolución en nuestro cuerpo—; la economía —los peatones compran hasta tres veces más que los dueños de un auto y visitan las tiendas más del doble—; y la seguridad —una calle donde el tránsito de personas es constante mejora las condiciones de seguridad en una zona peatonal.
Otros resultados positivos se desprenden en continuo de estos fenómenos. El ahorro del sistema de salud de un estado o ciudad puede ser multimillonario si las personas tienen 30 minutos de actividad física al día. Las principales causas de muerte en México se relacionan directamente con la falta de movilidad. La diabetes por ejemplo, tiene en jaque a nuestros sistemas de salud con poco más de un siete por ciento de nuestra población afectada.
Por otro lado, una calle más segura y con actividad comercial repercute en un incremento en el valor de las propiedades. Según varios estudios, la mejora en las condiciones de caminabilidad en una calle puede incrementar entre un 17 por ciento y un 70 por ciento el costo de las propiedades de ese lugar.
En el DF, la peatonalización de la calle Madero significa actualmente 200 mil transeúntes al día, cero locales vacíos y un aumento de ventas de hasta del 25 por ciento. Este fenómeno obligó a la remodelación de nuevas calles bajo ese modelo, como la 16 de Septiembre, en proceso de transformación en este momento. El efecto obvio es un mayor número de empleos directos e indirectos en muchos sectores.
Oaxaca peatonal
El proyecto Oaxaca Peatonal es una iniciativa originada por Casa de la Ciudad, que pretende retomar todo lo bueno que hemos descrito hasta ahora desde una óptica de lo local, así como dotarnos de herramientas para enfrentar los retos que tenemos delante.
La ciudad de Oaxaca, como otras muchas de su condición, se encuentra en medio de una carrera por su propia hegemonía. Esta situación adquiere un valor especial cuando notamos que a escala metropolitana cuenta con poco más de 600 000 habitantes: es el corazón económico social y cultural de todo un estado.
Sin embargo, su economía enfrenta grandes retos relacionados con mejorar las condiciones para generar empleo, con la creación de nuevas empresas y con reposicionar su papel como centro turístico. Este papel está actualmente comprometido, si nos basamos en datos como la ocupación media anual y la estancia por visitante, que no supera el día y medio.
Nuestro plan se basa sobre todo en una palabra: equilibrio. No es una confrontación con otros componentes de la ciudad, como el automóvil particular o el transporte público. De hecho, los necesita para poder existir. Lo que se pretende lograr es una mejor asignación de espacio e infraestructura para los viajantes que van a pie dentro del perímetro del Centro Histórico.
Aquí se incluye prácticamente a todo aquel visitante o residente de este icónico lugar: empleados públicos y privados, empresarios, turistas, pero sobre todo a cientos de miles de compradores y usuarios de servicios que se ubican en el centro de la ciudad y que se mueven cada día ahí.
Partiendo del principio de equilibrio, se pretende un cambio en la geometría de las calles donde las banquetas tomen un papel más relevante en pro de un amplio conjunto de usuarios. Las calles del plan reducen el número de carriles dedicados al vehículo motorizado para formar una sola fila de vehículos. Esto generará un efecto de tráfico continuo que, contrario a lo que se pensaría, puede acelerar hasta en 5 kilómetros por hora la velocidad de los autos.
Así, la nueva escala de las banquetas permitiría el alojamiento de más transeúntes. Diseñamos calles integrales con rampas accesibles, señaléticas adecuadas y todas las condiciones que debe cumplir un espacio urbano en el que se pretende lograr la accesibilidad total. Para conseguirlo eliminamos obstáculos físicos visibles como postes o tableados, que se colocarán bajo el suelo.
Finalmente, este proyecto pretende ser un ejemplo de sustentabilidad porque ataca los principales retos de las urbes en esa materia. Por un lado propone un sistema de adoquinado que permite la captación de agua pluvial hacia el manto acuífero, así como plantar un árbol cada siete metros. Por otro, se plantea un sistema de luminarias solares de bajo consumo que representará para la ciudad un ahorro de hasta el 70 por ciento del gasto actual en iluminación.
Oaxaca capital es la ciudad de referencia para quienes habitamos este estado y es el lugar de visita y descanso de miles de personas anualmente. Dignificar nuestra ciudad en beneficio de la mayoría de quienes aquí habitamos debería ser una tarea incesante. Este plan apuesta por eso, por repensar nuestra ciudad en pro de generarnos un lugar digno para todos, donde el bienestar sea común y el aire más limpio.
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Acerca del autor:
Urbanista, coordinador de la Casa de la Ciudad. @gustavo_madridv