En los Valles Centrales de Oaxaca, al igual que en muchas otras partes del planeta, el panorama actual del agua muestra una condición dramática: cada vez hay más gente sin acceso a agua limpia, inundaciones catastróficas, contaminación. Hay un creciente consenso en que la tarea para enfrentar todos estos graves problemas requiere el esfuerzo urgente y decidido de sociedad y gobiernos por su magnitud y complejidad. No lo hay, sin embargo, en los enfoques para enfrentar esta tarea.

Las respuestas convencionales, burocráticas, inmersas en el mercado y confiadas en instrumentos tecnológicos tienen sus panaceas: ¿hace falta agua?, que se traiga de otros lugares cada vez más lejanos. ¿Se desperdicia?, que se instalen sistemas ahorradores de agua y se eleven las cuotas. ¿Hay contaminación?, que se entuben ríos y arroyos y, algún día, se construyan grandes plantas de tratamiento. Pero estas maneras de abordar las graves dificultades de abasto, uso y limpieza del agua  han sido hasta ahora insuficientes, no son sustentables y resultan con frecuencia contraproducentes, a pesar de que suelen venir acompañadas de un gran impulso político y mediático. Cautela obliga, pues, ¿cuántas veces los funcionarios en turno han ofrecido a la ciudadanía soluciones de fondo, finales, definitivas, de largo plazo, en temas tan variados como la seguridad, el transporte o los servicios públicos?

Cambiar nuestra relación con el agua

Es preciso repensar el agua en busca de un cambio fundamental en la manera en que nos relacionamos con ésta, así como de soluciones imaginativas que permitan simultáneamente resolver los graves problemas de Oaxaca al respecto, y modificar una visión que se ha generalizado y nos ha llevado a la condición tan seria en que nos encontramos. Es esta la perspectiva de Un plan común para un bien común, una iniciativa nacida en la sociedad civil y ahora aceptada por los tres niveles de gobierno para la cuenca del Río Verde-Atoyac, que abarca casi 20 por ciento de la superficie del estado de Oaxaca y concentra más de la tercera parte de su población. El plan no está concebido como un documento regulador, sino como un proceso, tan vital y fluido como la naturaleza misma que queremos conservar y restaurar, en el que participen el mayor número de actores, y que continuamente incorpore información nueva, propuestas, experiencias, puntos de vista.

Dos elementos principales dan sentido y dirección al proceso: la perspectiva histórica, que permitirá ver cómo hemos llegado a la compleja condición actual y determinar el rumbo que queremos seguir; y una visión dinámica del agua basada en su ciclo, la cual conducirá al establecimiento de un modelo hidrosocial sostenible para los Valles Centrales y la cuenca en general.

Conviene explicar el modelo hidrosocial; más que estar en ciertos lugares o venir de ellos, el agua se mueve constantemente de una manera extraordinariamente compleja, a diferentes velocidades y en distintos estados físicos. Esto hace indispensable la elaboración concertada de modelos hidrológicos para cada cuenca. Tenemos que saber cuánta agua llueve, cuánta se evapora o se filtra, por dónde escurre, cuánto tiempo pasa en cada fase. No es igual el agua de lluvia que la que sacamos de un pozo profundo. 

Vistas las cosas así, en términos de flujos y ciclos, podemos afinar el diagnóstico simplista: cada vez falta más agua en Oaxaca. Podemos aseverar que tenemos bastante agua en términos globales, pero las fuentes superficiales y subterráneas de agua están siendo sobreexplotadas y contaminadas, hemos abusado del agua en una parte específica de su ciclo, las aguas subterráneas de poca profundidad, y simultáneamente hemos disminuido drásticamente la recarga por deforestación y urbanización.  Por ello, en vez de traer a la zona conurbada mucha agua para necesidades siempre crecientes, debemos decidir cómo tener  fuentes abundantes y estables de agua buena para todos sin afectar su ciclo.

El plan común

Hay varios  principios que guían el plan: el de ciudad sustentable, es decir, una ciudad en equilibrio con su entorno natural; el de agua lenta, la que es producto de un ciclo hidrológico sano; los 10 puntos para una política del agua, que entre otras cosas plantean que el cuidado del agua es responsabilidad de todos, que el agua no es una mercancía sino un bien común, que debe estar garantizada para la subsistencia y los procesos naturales, que hay que conservar las esponjas naturales en lugar de importar agua de otras cuencas. Todo esto bajo el criterio de que nada debe hacerse sin consulta.

El proceso de elaboración del Plan Común incluye: reunir y enriquecer las investigaciones sobre la cuenca en sus aspectos naturales y sociales; definir las políticas, la planeación y las acciones concretas en la cuenca, a partir de estas investigaciones; articular la concurrencia de fondos públicos, privados y sociales; buscar opciones de abasto, uso y limpieza del agua en la cuenca; aportar insumos para el Plan de Ordenamiento de la Zona Conurbada de Oaxaca y otros ordenamientos regionales; fortalecer los procesos de concertación y gestión del agua en la cuenca; apoyar y propagar experiencias exitosas de manejo de agua; aportar información continua y suficiente para que todos los actores conozcan la iniciativa y participen en la elaboración e instauración del plan.

¿En qué beneficia el Plan a los ciudadanos de Oaxaca, a sus barrios y a las comunidades de la cuenca? Como todo está interconectado, en este caso por el agua que compartimos en la cuenca del Río Verde-Atoyac, si trabajamos conjuntamente, con una visión común, para conservar y restaurar desde las partes altas hasta la costa, los resultados nos beneficiarán a todos al captarse más agua en los bosques, disminuir la pérdida de suelo y el azolve de los ríos, almacenar agua de lluvia, contar con agua más limpia. A su vez, conocer a otras personas con los mismos intereses, estar bien informados para tomar decisiones sobre proyectos propuestos, conocer lo que se hace en otras partes de la cuenca para resolver problemas que también nos afectan.

Mientras más personas, comunidades, organizaciones e instituciones se expresen y contribuyan, más se enriquecerá este proceso. Cualquier interesado puede: recibir y aportar información o propuestas, ya sea por vía electrónica o personalmente; participar en espacios de discusión y reuniones públicas; realizar trabajo voluntario en alguno de los ámbitos del plan: investigación, concertación, difusión, o en proyectos concretos que se están llevando a cabo en la cuenca; visitar u organizar visitas a los centros demostrativos donde se exhiben experiencias concretas de manejo de agua y técnicas ambientalmente benignas y socialmente justas.

www.forooaxaquenodelagua.wordpress.com

Acerca del autor:
Investigador y director del Instituto de la Naturaleza y Sociedad de Oaxaca, AC.  
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