Un policía resguarda la entrada y los choferes hacen maromas para que sus vehículos atraviesen la calle. Es un día caluroso en un hotel de lujo en la colonia Roma, en la puerta una mampara recibe a los visitantes con el siguiente anuncio: Poesía y Prosa, Festival Internacional.

Son las 10:05 de la mañana. En la recepción comentan que el poeta Adonis, de Qasabín, Siria, está en su habitación. A las 10:15 el escritor baja, toma café, saluda a quien encuentra a su paso, ve a su alrededor e identifica a los periodistas. En idioma francés dice que las entrevistas las dará en un jardín; el lugar es cómodo, hay una fuente. El poeta, autor de El tiempo, las ciudades (1990); Crónica de las ramas (1991); El libro I (2005); Este es mi nombre (2006); y Adonis, Árbol de Oriente (2010); tiene 82 años, y esta mañana porta saco y pantalón azul marino. Está de visita en México, al igual que otros seis escritores, narradores y ensayistas internacionales que, con motivo del Día Internacional del Libro, vienen a leer su obra.

Ali Ahmad Said Esber, cuyo seudónimo es Adonis, ha sido considerado como candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones; fue galardonado con el Premio Bjornson en el 2007 y el premio internacional de poesía Nâzim Hikmet en 1995. Pese a ser una pluma importante a nivel internacional, Adonis es sencillo, da palmadas en la espalda a los reporteros, se toma fotografías, firma libros, proporciona su correo electrónico. Expresa su sensibilidad.

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—Usted dice que el amor es una forma de resistir, ¿cree que en la sociedad actual amar se ha vuelto un reto?
Yo creo que el amor en la sociedad moderna se ha vuelto raro, debido a la crisis cultural y la crisis económica (se ríe). Las condiciones actuales desafortunadamente están en contra del amor. Sería fabuloso que dos personas pudieran encontrarse e intercambiar, pero en esta época se ha vuelto raro y es una pena.

Hay condiciones personales para encontrar el amor, es como cuando uno se enamora a primera vista, simplemente pasa y no hay manera de evitarlo, pasa y ya. Sin embargo, las condiciones económicas, sociales y políticas hacen que se vuelva más raro, estas condiciones impiden que el amor tenga lugar. El amor es una experiencia individual.

—Un buen bailarín se prepara ejercitando su cuerpo, un vocalista ejercita su garganta, ¿para ser poeta qué se tiene que ejercitar?
Un poeta tiene que cantar a su manera (se ríe). El objetivo de la vida poética es descubrir un buen poema. Lleva mucho trabajo crear un poema bello. Hay que trabajar con la lengua, con las palabras, hay que trabajar la expresión, es muy difícil crear un poema bello. Las canciones son fáciles (se ríe) y el deporte es un juego. La poesía es un trabajo.

¿Actualmente cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los poetas jóvenes?
Habría que preguntarle a un joven poeta, yo tendría la necesidad de escuchar sobre su situación. Los desafíos que tienen los poetas jóvenes de uno u otro país son distintos. No creo que tengan una misma situación de contexto los jóvenes poetas mexicanos en comparación con los poetas árabes.

—¿Cuáles son los puntos de diferencia y de similitud?
Por ejemplo, los problemas de relación con el imperialismo y cómo está inmiscuida la religión en nuestra sociedad son diferentes. Son diferentes los problemas de las minorías aquí y allá.

En primer lugar, la libertad es un punto muy importante de unión. Es muy importante que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos. El punto común entre los poetas árabes y mexicanos es hacer los fundamentos de una nueva sociedad.

—¿Cuál es la función de la poesía en nuestra sociedad?
Querer dar una imagen más humana al mundo.

—Usted ha comentado que nuestro futuro está ligado a una revolución real que encabezan los jóvenes, ¿cómo tendría que ser esa revolución, en dónde se debe empezar a gestar y cómo tendría que terminar para que fuera una revolución exitosa?
No hay una revolución absoluta. Hay solamente una revolución en una sociedad precisa. La revolución en un país árabe sería diferente a la de un país europeo. El primer problema de la revolución de un país árabe sería la religión. Por ejemplo, el primer problema de los países árabes sería el problema de la mujer que no es libre, ya que los hombres la tienen presionada, y claro, también está el problema del imperialismo. El pueblo tiene que rechazar cualquier forma de imperialismo. Una revolución árabe tiene que hacer todo eso, si no lo hace, sería una revolución falsa.

—¿Qué experiencias le dejó pertenecer al Partido Socialista Sirio y por qué dejó de pertenecer?
Yo entré al partido porque era un partido laico. Estaba fundado sobre la libertad del ser humano y la libertad de la mujer. Este partido unía a muchas minorías en Siria y ayudaba a la libertad del hombre. El objetivo era que no existieran diferencias de cultura, ni de razas, ni de religión entre los hombres. Después de un tiempo comprendí que un creador no puede estar enjaulado en ningún lugar, y en parte estaba enjaulado. El partido tiene sus exigencias y el creador tiene sus exigencias. Partiendo de ahí, hay conflictos y contradicciones entre los dos. Por eso yo elegí mis exigencias y así partí. Dejé el trabajo ahí. La creación es libre, no tiene necesidad que la enrolen en ninguna parte. Los partidos tienen necesidades de una ideología, la creación no tiene ninguna necesidad de ideología.

—¿Cree que una revolución se puede ganar sin líderes y sin ideologías?
No. Necesitan obligatoriamente dirigentes e ideas. Una revolución sin dirigentes ni ideas no funciona.

—Usted estuvo en la cárcel 11 meses, ¿qué experiencias le dejó estar privado de su libertad?
Fue una situación que me dejó hacer una introspección a la sociedad y también dejar muy en claro mis críticas al fascismo y al nepotismo.

—A nivel internacional, ¿cómo se percibe la poesía mexicana?
Para apreciar la poesía mexicana, tenemos que apreciar el español mexicano. Es muy difícil porque la poesía tiene que ser traducida y la única manera de apreciarla es en la lengua original. Sin embargo, por medio de lo que he leído, en traducciones, puedo darme cuenta que hay una gran poesía mexicana y una gran narrativa mexicana.

—¿Cuál sería el consejo que le daría a un poeta mexicano?
A mí no me gustaría dar consejos, ya que dar un consejo tiene que ver con la ideología y yo prefiero decir que estén libres y sean libres de cualquier ideología y libres de crear.

***
El poeta toma su diminuta taza de café y da un sorbo. Se ríe, saluda, habla francés. Mientras… los pájaros, trepados en los árboles, hacen un ruido ensordecedor. Adonis anhela para los poetas mexicanos lo que hacen los pájaros por naturaleza: crear su propio canto.

Acerca de la autora:
Oaxaca, 1986
Estudió periodismo en el Programa (Prende) de la Universidad Iberoamericana

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