Durante el siglo XX la población mexicana fue convocada 21 veces para elegir presidente de la República, y en cada ocasión los mecanismos de comunicación, diseño y estrategia política fueron diferentes, aunque el objetivo seguía siendo el mismo: obtener el mayor número de votos.

Ver los objetos es viajar por un siglo de ofertas, ideales y materiales que tuvieron como objetivo colocar en las urnas a un candidato o partido político. Ahí se conoce la creatividad de cada equipo de campaña y, por supuesto, de cada candidato a la presidencia de la república.

Según Bruno Newman, fundador del MODO, en este año de comicios electorales resulta de extraordinario valor histórico una colección recopilada a lo largo de 40 años, enriquecida además con materiales gráficos y audiovisuales provenientes del Archivo General de la Nación, el Fideicomiso Calles-Torreblanca, la Filmoteca de la UNAM, la Videoteca de Televisa y otros archivos públicos y privados.

Más allá del proselitismo
Para el curador de la exposición, Juan Manuel Aurrecoechea, ver los utensilios es adentrase al inconsciente del sistema político mexicano y desnudar cada uno de los objetos utilizados como propaganda. Es un análisis del antes de cada presidente, es conocer la propuesta y el concepto que cada candidato mostraba al pueblo. 

“Creo que la exposición da cuenta de cuatro fenómenos importantísimos: la historia política, la historia de la comunicación, la historia del diseño y la historia de los objetos mismos”, cuenta en entrevista quien montó la exhibición y afirma que los objetos y las estrategias cambiaron con la tecnología. Los más antiguos, y que aún permanecen, son los actos de masas, los carteles y manifiestos. Actualmente los más socorridos son los spots de televisión y el uso de las redes sociales.

De acuerdo con Aurrecoechea la propaganda electoral sí determina que un candidato gane, aunque su eficacia depende de la cantidad, es decir, de la capacidad de saturar a los ciudadanos, los espacios públicos y privados, así como de la calidad para transmitir un mensaje y posicionar al candidato en la opinión pública, e inducir el voto.

En año electoral…
De marzo a abril, el MODO registró 10 mil asistentes a la exposición, comentó Mariana Huerta, encargada del museo. Explicó que por ser un año electoral, a la población le interesa conocer los objetos y llevarse un panorama histórico de la propaganda política en México.

Iván Carranza, padre de familia y economista, fue uno de los concurrentes. Para él asistir a la exposición fue una experiencia que lo ayudó a identificar la estrategia que cada candidato tenía para llegar a la gente. “Venir a la exposición te sirve para analizar e informarte sobre lo que pasó con la política en nuestro país. Yo, desde antes de venir a la exposición, ya tenía decidido que votaría en estas elecciones. Claro que la propaganda influye, pero ahora más que nunca debemos analizar nuestro voto no sólo por la propaganda”, comenta.

Otro de los asistentes al MODO fue Aarón Espinoza Alonso, estudiante de ciencias políticas de la UNAM. Para él lo admirable fue notar cómo en cualquier objeto se buscaba posicionar al candidato para que fuera más conocido por la población. “Este recorrido te sirve para ilustrarte y ver qué existió antes de un presidente. La propaganda claro que influye, pero cuando tienes claro quién será tu candidato no lo cambiarías sólo por su promoción”.

¡Nada se salva de ser propaganda!
La propaganda política no ve límites. Cualquier superficie, visible para los ciudadanos, es óptima para colocar el nombre, los colores, el eslogan y la imagen de un candidato. Prueba de ello es el pañuelo con la imagen impresa de Francisco I. Madero utilizado para la campaña de 1910, los paquetes de semillas, y la lotería de Miguel de la Madrid regalada en 1982, los boletos de camión con la imagen de Miguel Alemán dados a los pasajeros en 1946, y el reloj que otorgó Ernesto Zedillo durante su campaña en 1994. La pluma más antigua que hay en la exposición es un manguillo del gobierno constitucionalista de Venustiano Carranza, data de 1917, aunque Porfirio Díaz ya obsequiaba plumas con su nombre inscrito.

Los utensilios exhibidos parecen inocentes obsequios, pero la carga política que encierran va mucho más allá de un reloj, una gorra, una bolsa o un mandil, son formas de llamar al ciudadano para que en las urnas tache una papeleta a favor de un partido político o un candidato.

Datos:
2 mil objetos exhibidos 
10 mil visitantes, hasta principios del mes de abril.
El MODO se ubica en Colima 145, Colonia Roma, Ciudad de México.

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